Esta novela de Joe Koch tiene clara inspiración en los Mitos de Hastur de Robert W. Chambers, eso y la posibilidad de poder conseguir un ejemplar firmado por el autor me convencieron de pagar más de veinte euros por una novela de poco más de cien páginas, algo que en otras condiciones seguramente no hubiera hecho. El libro tiene 136 páginas y está encuadernado en rústica con solapas, lo ha publicado la gente de Dilatando Mentes, editorial que hace un tiempo publicó otra novela con la que disfruté muchísimo: Tidepool. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de La envergadura de unas manos cercenadas, su texto sobrecargado de incomprensibles y tediosas metáforas está justificado dentro de la pátina de locura que tiene que rodear a la realidad que se está describiendo, es un peaje a pagar por disfrutar de Carcosa, El signo amarillo y demás elementos relacionados con este tipo de ficción, pero en esta ocasión se me ha hecho demasiado duro y no he logrado entender ni imaginarme muchas de las escenas que se narran, han sido demasiado para mí. He llegado al final solo porque son cien páginas, si llega a ser un libro más largo seguramente lo habría dejado a medias, y me alegra haber leído todo el texto porque al final todas las tramas confluyen satisfactoriamente y la narración cobra sentido, pero el camino hasta ese final se me ha hecho demasiado largo, no me cabe ninguna duda de que debe ser una buena novela, pero para mí ha sido demasiado dura y tediosa.
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